Nadia por muchos años desconocía su talento en la pintura artística. La primera vez que logró hacer feliz a un niño pintando su rostro, la impulsó lo suficiente para descubrirse en este arte e iniciar su emprendimiento.
Facepainting se convirtió en uno de los tantos aprendizajes que ha adquirido en su experiencia de vida en Australia.